Sumando tradición, forjando futuro, la Villa de Valdemorillo, de relevante pasado histórico, conserva el más puro estilo de pueblo castellano, reuniendo en su término un valioso patrimonio cultural. Esta realidad, además de su privilegiada situación, en la llamada Ruta Imperial, hacen de éste un lugar de interés turístico, digno de ser visitado. A 38km de Madrid. Limita al norte con El Escorial, al este con Colmenarejo y Villanueva del Pardillo, al sur con Villanueva de la Cañada y Quijorna y al oeste con Navalagamella. Las aguas también arropan el enclave, pues al norte el está bañado por el pantano de Valmayor y el cauce del río Aulencia delimita este término municipal por su parte este, mientras que el Perales lo hace por la oeste.
Abarcando una superficie de 105 kilómetros cuadrados, y situado a 817 metros de altura sobre el nivel del mar, Valdemorillo goza de un clima serrano, si bien queda protegido de vientos excesivamente fríos por la muralla que forma el macizo de Guadarrama. Un aspecto más que otorga atractivo al municipio, al que se puede llegar por la autopista A-6, tomando la salida de El Escorial para enlazar con la comarcal M-600. El trayecto por la M-50, desvío Majadahonda Sur-Boadilla del Monte, es otra de las opciones.
El encanto de esta zona, que suma a sus buenas condiciones paisajísticas y medioambientales su variada oferta de servicios, sitúa a Valdemorillo en el grupo de municipios de la denominada ‘Sierra rica’. Y valiosa resulta igualmente su historia, encontrando los primeros datos de sus orígenes en los restos cerámicos encontrados en torno al Ausencia, río que marca la identidad local hasta el punto de haber sido la frontera natural donde se marcaba uno de los límites del Sexmo de Casarrubios al que perteneció en la época en que estas eran tierras segovianas.
Pueblo rico en tradiciones y costumbres, sus fiestas tienen un marcado acento popular. El 2 y 3 de febrero se celebran las fiestas patronales de la Candelaria y San Blas, fiestas que se prolongan durante días y que incluyen la feria taurina con la que tradicionalmente se abre la temporada. La romería de la Virgen de la Esperanza, en junio, es otra tradición de gran arraigo local, al igual que el acto que la precede el último domingo de abril, cuando vecinos del pueblo acompañan la venerada talla de la Virgen hasta el pueblo, siendo recibida en la Plaza del Cristo por la imagen de San Isidro, junto a la que completa el recorrido hasta entrar en la iglesia parroquial con las últimas luces del día.